En cuanto al concepto de región existen muchas definiciones, no solo por varias ciencias, tanto naturales como sociales, sino al interior de las mismas según las diversas doctrinas que enmarcan los procesos de investigación, aunque se ha buscado establecer un criterio único, y universal de región, respecto a los estudiosos de la materia. Pero, puede decirse que en general su definición comparte dos elementos fundamentales: el primero, la noción abstracta de un ámbito con ciertos rasgos de semejanza u homogeneidad; el segundo para enumerar ámbitos específicos de la realidad y sus elementos, como identificar porciones determinadas, definidas a partir de criterios específicos, que pueden provenir de las ciencias naturales o sociales.
Se debe tener en cuenta que el concepto región es una construcción que se hace entorno a la comprensión o identificación de un patrón o parámetro de conducta de una variable de interés, lo que lo hace un concepto paramétrico dice Palacio, (1983), sin perder de vista que es un criterio espacial, geográfico, que se construye bajo un criterio común, homogéneo, que comparten las unidades de análisis.
Aunque un territorio puede dividirse en diferentes partes en función de factores naturales o geográficos, o a determinaciones de la actividad humana, para las ciencias sociales una región solo tiene sentido y existencia cuando en ella se asienta una sociedad que es quien le otorga forma y extensión. En este último tratamiento social se han desarrollado diversos debates y controversias entre los estudiosos de distintas disciplinas, sin llegar a definir ningún concepto de validez universal que pueda ser aplicado en cualquier contexto. Así han surgido intentos de conceptualizar la Región buscando clasificar genéricamente los criterios de fragmentación de un territorio dado y/o de establecer los límites de las áreas definidas. Así, los trabajos teóricos han postulado varios tipos de región que responden a objetivos e intereses particulares de quienes los proponen, enmarcados en su disciplina. Así, para un geógrafo, para un economista o para un historiador una región representa diferentes elementos territoriales.
¿Cuál es la pertinencia de adelantar procesos de regionalización u ordenamiento territorial?
El ordenamiento territorial es pues una condición necesaria más no suficiente para la superación de la crisis social y política por la que atraviesa Colombia y, por tanto, debe ser adecuadamente definido y resuelto para incluir todas sus dimensiones fundamentales. En este sentido, como una útil referencia se acudió a la definición propuesta por Montricher (1995). Para ella, ordenar el espacio es asegurar el desarrollo equilibrado del conjunto de regiones que lo componen y necesita cuatro tipos de estrategia:
1 Una estructura de autoridad, definible como sistema de atribuciones y competencias territoriales, concebida para asegurar la coherencia del territorio
2 Redes de comunicación para unir los diferentes puntos del territorio, soportes materiales de la integración física entre las diferentes regiones.
3 Delimitación territorial en circunscripciones donde el tamaño debe ser funcional a la planificación y gestión de las actividades de su competencia.
4 Finalmente, un sistema de ayuda al desarrollo económico y social para equiparar-igualar o compensar los desniveles del desarrollo regional.
¿Qué tan viable es el actual modelo de región u ordenamiento territorial que tiene nuestro territorio actualmente?
Colombia es un país que a lo largo de su historia ha vivido en conflicto. En nuestra nación se han intentado copiar múltiples modelos, económicos, sociales, industriales, de desarrollo, de poder, de ordenación territorial, de planeación, de negociación, etc. y la gran mayoría de ellos no se acomodan a la realidad que se vive en nuestro territorio, quizás, por que olvidan incluir variables generadoras de conflictos, que son inherentes al ser humano como ser social. La ordenación territorial (O.T.) desarrollada en el país, casi se ha circunscrito a hacer ordenación espacial (lo que se refleja en varios estudios de caso consultados), y no se ha adentrado a intentar la evolución de los conflictos en términos de cambiarlos por procesos que mitiguen la intensidad de los mismos y los ponga en planos de no violencia.
Si las relaciones espaciales también están mediadas por relaciones de
Poder, entonces ¿cuál es la mejor propuesta que puede favorecer unos
Intercambios dialogicos y equitativos entre las entidades territoriales de nuestro país?
Si entendemos por territorio la expresión geográfica de una conquista del poder que deja que una persona o grupo pueda estar en un sitio y cumplir una función determinada, concluiremos que el territorio es cambiante en el tiempo, desde años hasta momentos de un mismo día. Al territorio visto de esta forma se le aplica la concepción que José A Fernández de Rota (1992) le da al paisaje, en la que sostiene que las normas morales se concretan e imprimen en él.
Si el territorio obedece a las últimas concepciones descritas en los párrafos anteriores, deberíamos preguntarnos ¿En una zona en conflicto, se puede ordenar el territorio basándose en una caracterización de procesos? En este sentido debemos tener en cuenta lo que García (1992) nos pone de manifiesto al afirmar que "el espacio, a causa de su distribución en derechos y deberes, es una fuente constante de conflicto social; más que unir a las personas, las separa... Y ello está en consonancia con la naturaleza cotidiana de su uso. Poseído normalmente por algún tipo de unidad social de manera exclusiva, los demás son, en alguna de sus formas, excluidos de su utilización. Sin embargo, y paradójicamente, el espacio es una fuerza de cohesión social. Todos los individuos cuentan con un sistema múltiple de adscripciones territoriales que les vinculan a otras personas: una casa, un pueblo, una ciudad, una región, un país, etc." Con todas ellas y en distintos contextos sociales se producen algún tipo de identificación, y, en este caso, las diferencias señaladas anteriormente tienden a desaparecer: el espacio aparece como unidad, como aglutinante de diversidad como referente de un colectivo.
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